El diputado salteño Olmedo con sus camperas amarillas fue un pintoresco adelanto de lo que se venía en la región: conservadurismo extremo llevado adelante por personajes payasescos que corrían los limites de la discusión hasta las últimas consecuencias.

Inesperadamente el fenómeno floreció por la región y los países se llenaron de bolsonaros dispuestos a caer en el ridículo con tal de hacer oír su discurso de ultraderecha rancia.

A estos se le sumo el reciente lanzamiento de José Luis Chilavert a la presidencia de Paraguay tras juntarse con Javier Milei y apoyar a todos los candidatos y gobiernos de ese signo en sudamérica.

Pero ahora fue más allá y se lanzó a un análisis hipersimplicado de lo que ocurre en Colombia y Venezuela donde el odio a "los zurdos" es el aglutinador de sus ideas.