El revuelo comenzó cuando Khizr Khan, un abogado y emigrante pakistaní cuyo hijo, Humayun, capitán del Ejército de EEUU que murió a los 27 años a causa de un coche bomba en Irak, pronunció el jueves pasado frente a los demócratas un sentido discurso en el que reprochó a Trump su polémica iniciativa de prohibir temporalmente la entrada al país de musulmanes para combatir el terrorismo yihadista.

"Usted no ha sacrificado nada ni a nadie", dijo Khan, al destacar el patriotismo de su hijo y el alto precio que pagó por servir a su país.

El multimillonario neoyorquino tomó nota y respondió: "Yo creo que hice muchos sacrificios. Yo trabajo muy, muy duro. He creado miles y miles de empleos, decenas de miles de empleos, construido grandes estructuras. Tuve un éxito tremendo. Creo que hice mucho". 
 

El magnate inmobiliario se preguntó si los "guionistas de Hillary" habían escrito el relato del padre y sugirió que la esposa de Khan, Ghazala, no habló porque "no se le permitió decir nada", en una aparente referencia a la posibilidad de que, por su condición de musulmana, su marido no le dejara expresarse.

"Su esposa, si mira a su esposa, ella estaba allí de pie, ella no tenía nada que decir; quizás no se le permitió decir nada; ella estaba muy callada y parecía que no tenía nada que decir", señaló el empresario.

Pero la mujer sí habló y el viernes, en una entrevista con la cadena MSNBC, dijo que no había emitido palabra porque aún se sentía muy dolida por la muerte de su hijo y no podía evitar emocionarse al ver su foto.