La polémica sobre la pena de muerte volvió a abrirse en Estados Unidos, por un nuevo caso que pone nuevamente en tela de juicio la efectividad de la inyección letal.

Joseph Rudolph Wood, de 55 años, fue ejecutado el pasado miércoles en el estado de Arizona, pero su muerte no resultó como todos esperaban.

Según denunciaron los abogados del hombre a la Fiscalía local, Wood estuvo agonizando y sufriendo casi dos horas luego de la primera inyección, que debería haberlo sedado.

El hombre, que había sido condenado por matar a su novia y al padre de la chica en 1989, estuvo agonizando por una hora y 57 minutos después del comienzo de la ejecución.

Según denunciaron los testigos, el condenado luchaba para respirar y tosía mucho durante un largo tiempo, antes de perder el conocimiento y morir 12 minutos después.

El caso de Wood se suma a otras dos ejecuciones fallidas ocurridas en Ohio y Oklahoma en enero y abril de este año respectivamente.