Luego de una campaña agitada, atravesada por tragedias y acusaciones, este domingo se realizan las elecciones presidenciales en Brasil, que decidirán quién será el mandatario del país hasta 2018, en lo que será la mayor elección informatizada del mundo.

Los analistas políticos y encuestadores ligados a los medios de comunicación del país vecino venáin anticipando un virtual empate en primera ronda entre la representante del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, actual presidenta, y la ecologista Marina Silva.

Las encuestas las lidera Rousseff con más del 40% y, en segundo lugar, su contrincante del Partido Socialista Brasileño, Silva, con aproximadamente un 25% de intención de voto.

En tercer lugar, llegaría el candidato de la derecha, Aécio Neves. Aunque algunos hablan de una posible levantada de Neves, que se posicionó bastante cerca de Marina Silva y parece querer dar pelea.

Hace semanas, Marina Silva igualaba el porcentaje de las encuestas con Dilma. Evidentemente esos números fueron cambiando a medida que se acerca el día de los comicios, para lograr una mayor credibilidad en el pueblo brasileño. Aunque la instalación de candidatos por parte del poder económico (incluidos los medios más grandes), ya es un hecho.

Rousseff llevó en estas semanas como bandera sus logros sociales, el programa Mi Casa, Mi vida o el Bolsa Familia que ayudó a que más de 20 millones de personas salgan de la pobreza, aunque deberá enfrentar en un próximo gobierno las demandas de sectores como el estudiantil y el agrario, que continúa con las tomas de tierra en Brasil esperando algún avance en la reforma agraria.

Esta votación será la séptima elección presidencial desde el fin del gobierno militar en 1985. Si ningún candidato presidencial obtiene más del 50 por ciento de los votos válidos en la primera ronda del domingo, habrá una segunda vuelta el 26 de octubre entre los dos aspirantes más votados.