Este jueves se llevó a cabo la asunción de Lula como jefe de la Casa Civil (equivalente a la Jefatura de Gabinete argentina), para fortalecer al gobierno de Dilma Rousseff ante los ataques de la derecha de su país, que tiene frentes en lo mediático, lo político y lo judicial.

Tras la asunción, la presidenta del Brasil dio un encendido discurso en el que llamó "golpistas" a esos sectores derechistas que responden a los intereses económicos más concentrados del país.

"Es un orgullo para mí traer a este gobierno al mayor líder político de este país", señaló Rousseff, añadiendo que "en este momento, no puedo y no quiero prescindir de nadie", dijo.

Tras sostener que, aceptando el nombramiento –que fue suspendido por un juez federal brasileño– Lula demuestra tener "la grandeza de los estadistas y la humildad de los verdaderos líderes". Así, "los golpistas no me van a voltear", aseveró la mandataria.