La expectativa era grande, por el elenco, por las nuevas figuras que se incorporaron, y por lo logrado en las entregas anteriores. Sorprendió Sylvester Stallone con una gran película en el primer capítulo, que pudo superar en el segundo, y entonces, “Los Indestructibles 3” llegaba con la promesa de romperla por completo. Vale aclarar, este columnista es fanático de los film de acción, y por supuesto de estos héroes ochentosos, y entonces estas líneas estarán empapadas de esa subjetividad.

Esta vez la acción se centra en Barney, y un nuevo enemigo que resultará un viejo conocido del protagonista. Un ex Indestructible que ahora se dedica al comercio ilegal de armas. Para poder atrapar a este villano, el líder del grupo decidirá incorporar sangre joven, dejando de lado a los experimentados del equipo por un momento, lo cual no saldrá del todo bien.

La dirección de la película es correcta. Patrick Hughes hace un buen trabajo, aunque inferior al realizado por Simon West en la predecesora. El cineasta de esta ocasión le saca jugo a las escenas de acción, a los tiroteos y todas esas explosiones que los espectadores pagan van a ver, pero por momentos, la narración es bastante previsible, incluso más de lo que se espera.

Como uno de los puntos flojos, la historia está contada de tal forma, que algunos personajes quedan demasiado relegados, en especial, y justamente, alguna de las figuras que son las que motivan pagar la entrada a la sala. Tampoco el guión tiene esos toques cómicos que se destacaban en la entregas anteriores, y en cuanto la realización, como ya se mencionó, están bien logradas las secuencias, aunque no termina de ser esa cinta que le vuela la cabeza a los fanáticos.

Volviendo sobre el elenco, la trama termina un poco atentando contra estas míticas estrellas del cine de acción, ya que hay varios personajes que pasan desapercibidos. Wesley Snipes es uno de ellos, que se incorpora como uno de los nuevos actores al plantel, pero tiene muy poca participación a lo largo de la película.

En general, los Indestructibles que venían participando en las entregas anteriores son los que carecen protagonismo, como Jason Statham y Arnold Schwarzenegger, lo que resta y mucho en el resultado final, dándole lugar a la “sangre joven”, que, de igual modo, no suma para nada.

De las incorporaciones, y por cierto, de todo el film, los que más se lucen son Antonio Banderas y Mel Gibson. Este último actor vuelve a romperla en el rol de villano, tal cual había hecho en “Machete Kills”. Y por supuesto, Sylvester Stallone, que si bien actoralmente no es una maravilla, su sola presencia hace que una película de este estilo valga la pena.

Como resultado final, el film cumple. Es divertido y entretiene. ¿Se esperaba más? Sí, la expectativa era mucho más grande, en especial para los fanáticos, que sobre el final tal vez se queden con un sabor amargo. No es una obra de arte, pero eso se sabía desde los tráileres, y tampoco será de las mejores cintas del género. Sin embargo, se disfruta, en especial por el condimento que traen consigo todos estos héroes de acción.

¿Hay que verla? Y sí, hay que verla. Nuevamente vale la aclaración: esta reseña está envuelta en el fanatismo del columnista para con este tipo de películas y todas esas figuras que son casi ídolos de su niñez/adolescencia. Con esta salvedad, hay que decir, que la cinta es divertida y se convierte en una linda propuesta del género para esta semana. Con una gran primera parte, una mejor segunda entrega, y esta tercera que deja un gustito amargo, habrá que esperar con ansias, al menos, un capítulo más de estos “Indestructibles”.