Como Quino y Fontanarrosa no están entre nosotros para desmentirlo, Nik sostuvo suelto de cuerpo ante Diego Sehinkman que ellos avalaban su trabajo, cuando es sabido que el grueso de los humoristas gráficos nacionales le ha hecho siempre el vacío por sus copias desembozadas de los trabajos de otros.

Nik encontró una veta jugando para un lado de la grieta, encontrando así el apoyo de un sector que lo defiende más por su posición ideológica -llegó a postear noticias falsas sobre el candidato del peronismo Sergio Massa- que por su labor humorística.

Con la llegada del gobierno de Javier Milei se envalentonó porque se vio respaldado, incluso el nuevo Portavoz, Manuel Adorni utilizó un dibujo suyo en uno de sus posteos, y pasó al ataque tratando de limpiar su nombre.

Pero la justificación fue tan pobre que hasta el mismo Sehinkman le hizo varias preguntas dando a entender que no le creía demasiado su endeble defensa.