Si bien nunca fue muy bien llevado, a los ochenta y dos años, Antonio Gasalla no parece dispuesto a modificar su conducta.

Interceptado por el movilero de Intrusos a la salida de su casa -en una extraña nota que empieza con un saludo por el cumpleaños para pasar sin que medie nada a preguntarle por su salud- comenzó contestando a regañadientes y terminó insultándolo de arriba a abajo.