Hernán Lacunza sigue hablando como si fuera alguien ajeno a los devenires de la situación económica y su paso por el ministerio de Hacienda hubiera sido apenas una anécdota.

Para que su discurso parezca coherente debe apelar a metáforas que disimulen su participación en el área, y a veces se le mezclan las historias y dice cosas como éstas.