De acuerdo a datos del Banco Central que se conocieron por estas horas, el ente sigue batallando –a su manera– para poner freno a la inflación desenfrenada con medidas de tipo monetario; por ejemplo, contrayendo la cantidad de dinero circulante.

Es decir, adquiriendo más y  más deuda pública. Un modus operandi que se repite desde enero de 2016.

En efecto, en mayo el BCRA afrontaba una expansión de la base monetaria de más de 65.000 millones de pesos; en buena medida, por los 1.000 millones de dólares que compró para “recomponer reservas”, según se dijo oficialmente, pero especialmente a través de los llamados Pases Pasivos, que sumaron el total mencionado.

Para absorber esa tremenda cantidad de pesos, el Central emitió deuda, básicamente vía la colocación de Lebacs por un total de 105.932 millones de pesos, lo que alimentó la deuda pública, como viene ocurriendo desde que Mauricio Macri es presidente.

Así, el pago de intereses de deuda vuelve a ser una de las obligaciones que se lleva la tajada más grande de las cuentas públicas: ya en abril, esos intereses netos pagados por el sector público no financiero ascendían a 30.348 millones de pesos, es decir un aumento del 391 por ciento con relación del mismo mes del año anterior.

De modo que, en el ya mencionado mes, el pago de intereses representó dos terceras partes del déficit público total: fue un 28 por ciento superior al pago total de salarios de toda la administración pública y 60 por ciento mayor que los subsidios a sectores como electricidad, gas y transporte.

Un problema que, como se dijo, alimenta la burbuja de financiamiento ‘genuino’ que infla mes a mes el Gobierno Nacional, lo que hace temer por su pronta explosión.