El lunes último terminó la nueva edición de la Feria del Libro y más allá del balance que haya dejado la muestra, el balance general de la industria editorial no es nada bueno en lo que va del gobierno de Mauricio Macri.

Menos producción, menos ventas y al mismo tiempo más importaciones: la explosiva fórmula con que puede resumirse la actualidad del mercado del libro argentino, otrora pujante y viento en popa gracias a las políticas instrumentadas desde el Estado.

De hecho, durante la el acto de inauguración de la FIL Buenos Aires, Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro, tuvo duras palabras hacia las políticas del Gobierno en cuanto al sector editorial, en términos económicos y de promoción de lectura.

Ahora, los datos divulgados por la Cámara Argentina del Libro (CAL) vienen a confirmar los dichos de Gremmelspacher: marcan que en 2016, durante el primer año del macrismo en el gobierno, se editaron 27.700 títulos, esto es un 5 por ciento menos que en 2015.

El escenario se completa con una fuerte retracción en la producción de volúmenes: el año pasado se contrajo un 25 por ciento, ubicándose en los 62,6 millones; representa la mitad de los libros producidos en 2014 y la cifra más baja desde 2010.

Más allá de la fuerte caída del consumo de libros debido al fuerte ajuste sufrido por los bolsillos de los consuidores, otro factor determinante fue la apertura de importaciones decretada por Macri.

De acuerdo con el informe de la CAL, en 2016 las importaciones de libros físicos se incrementaron un 94,8 por ciento y totalizaron 78,5 millones de dólares, el mayor monto desde 2012.