El creciente mercado de las monedas virtuales tuvo su primer golpe restrictivo, a manos del gobierno chino, que prohibió esta semana a los bancos y empresas locales realizar transacciones de envergadura con criptomonedas, según informó el diario hongkonés South China Morning Post.

El Banco Popular de China canceló en todo el país las ofertas iniciales de criptomonedas (ICO, por sus siglas en inglés) a inversores y las declaró ilegales, con la argumentación de que el rápido desarrollo de ese mercado genera riesgos financieros.

Las ICOs alcanzaron 2.620 millones de yuanes (398 millones de dólares) en la primera mitad del año, con la participación de unos 100.000 inversores, según reprodujo Télam al citado diario, pero la medida del Gobierno causó una fuerte caída de la cotización del bitcoin -la criptomoneda más conocida- provocando una pérdida cercana a los 28.000 millones de dólares, si se toma el acumulado de todos los activos digitales.

Las disposiciones bancarias adelantaron que aquellos que hayan recaudado dinero deben proporcionar reembolsos, aunque no especificó cómo se devolvería el dinero a los inversionistas, teniendo en cuenta que las plataformas digitales de financiación y de negociación de monedas virtuales tienen prohibido realizar conversiones con monedas decretadas.

Se trata de un golpe certero contra uno de los mercados más activos, desarrollado por las empresas de ese país para obtener financiación.

La Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos (SEC) también se pronunció de manera similar y advirtió que para salir al mercado bajo la forma de un ICO, los interesados deben pedir autorización previa y cumplir con los mismos requisitos que los necesarios para una emisión de acciones o bonos corporativos de cualquier compañía.

¿Cómo funciona?

El sitio especializado iprofesional.com, explicó que en las Initial Coin Offerings (ICO), la empresa ofrece al mercado "tokens" y sus inversores pagan con monedas digitales, como el Bitcoin o el Ether.

Un "token" es una unidad de valor creada por una organización para gobernar su modelo de negocio, y otorgarles más poder a los clientes para interactuar con sus productos, en una herramienta que facilita la distribución y el reparto de beneficios entre sus accionistas.