Racing y Boca habían ganado sus respectivas zonas y definieron en la Villa Olímpica, al campeón de Sexta División del 2004. El 'Xeneize' saboreaba la vuelta, pero el diminuto Maximiliano Moralez otorgó el empate a los de Avellaneda y el azar de los penales entró en discusión. Allí apareció la figura de Sergio Romero, un lungo arquero de más de 1,90 que construyó un cerrojo en su valla y les regaló una gran alegría a las inferiores de Racing.

Años más tarde, Romero daría el salto a la Primera, pasaría por el Viejo Continente y sería llamado por Diego Maradona para la selección, donde agarró el arco y ya no lo soltó.

Van Gaal se adjudicó haberle enseñado a atajar penales, pero Juan José Romero (entrenador de arqueros 'albiceleste') fue quien lo ayudó a tomar nota de los rivales holandeses. Y en aquel entonces, el misionero de 17 años fue adiestrado por Roberto Ottaviani, quien colaboró para que le desviara las ejecuciones a Cerdá, Artura y Battaglia.

"Fue suerte y esperar que se movieran un poquito antes ellos", expresó en 2004 'Chiquito', quien humildemente volvió a hacer foco en la diosa fortuna para la alegría de turno. "Me gustó mucho ganar así", había declarado con el buzo de la 'Academia'.

Un arquero criticado por muchos, pero condenado al éxito mundial.