Como titulamos esta columna, eso es éste River. Un equipo que brinda garantías incluso cuando las condiciones no lo favorecen. En un partido tan ‘chivo’ como el de ayer, los de Gallardo no pudieron hacer gala de su fútbol vistoso, pero sí demostraron carácter y capacidad de reacción.

En una cancha pesada y repleta de agua que ayudó bastante al buen planteo del rival, River acudió a su orgullo para empatar el partido inmediatamente, a puro coraje, y evitar que se le venga ‘la noche’.

En el primer tiempo, Arsenal fue superior a base de una intensa presión sobre nuestros volantes. River no hacía pie en la cancha ni conseguía realizar cinco pases seguidos, merito del rival, claro está. Sin embargo, sobre el cierre de la primera mitad Mora reventó el travesaño en un abrir y cerrar de ojos, y ‘Teo’ estuvo muy cerca de prolongar su racha goleadora. Eso es lo que tiene el equipo de Gallardo. En un partido incómodo, te crea situaciones claras de todos modos.

Como era de esperar, se notó la ausencia de Matías Kranevitter. El tucumano entiende mejor que nadie lo que debe hacer un ‘5’ para llevar adelante la idea de juego del ‘Muñeco’. A esta altura de su carrera, y luego de ser suplente todo el año, a Ponzio le va a costar mucho hacer el trabajo del ‘Colo’. Más bien pasa por las características de uno y otro. Mientras uno presiona constantemente en campo rival, el otro está acostumbrado a esperar y estar más cerca de los centrales.

Por suerte, en la segunda mitad fuimos más el equipo que estamos acostumbrados a ser en ataque, con mayor movilidad y toques de primera. Pisculichi se volvió la manija del equipo y se lo veía muy preciso. Por tales motivos, me sorprendió su sustitución, que es un habito en Gallardo.

Pese a generar más fútbol, pecamos mucho en el retroceso y Arsenal nos generó mucho peligro. Además del penal, hubo una salvada en la línea de Mercado y una tapada sensacional de Barovero. Situaciones típicas en partidos como el de anoche, por las cuales a uno le hace pensar que el empate termina siendo valioso, más allá de la ambición y el deseo de ganar cada encuentro.

En tres días tendremos otro examen dificilísimo en Lanús, ante el muy buen equipo de los Schelotto. Y luego vendrá nada menos que Boca al Monumental. Pero el calendario de River no afloja y solo 72 horas después del ‘Superclásico’, jugaremos en otro frente: la Copa Argentina.

Así será lo que resta el semestre de River: vertiginoso y sin descanso ni posibilidad de relajación. En cada partido nos estaremos jugando algo importante. Pero nosotros los hinchas no debemos sufrirlo. Tratemos de disfrutarlo, ya que así demanda nuestra rica historia.