El combate se debía llevar a cabo en Lima en una cartelera de bajo nivel pero que servía para que los peleadores en ascenso peruanos se midieran contra rivales experimentados de la región.

El sueño Mollinedo era el de vencer y marcar su nombre en el Fusion Fighting Championship (FFC) en su edición 64, pero se tuvo que conformar con ver como Grijalva se revolvía de dolor pero sin haber ni un solo golpe.