Con festejos enloquecidos, de una alegría desbordante y contagiosa, las jugadores del seleccionado de Marruecos -debutante en el Mundial femenino- celebraron el pase a los octavos de final.

Para eso necesitaban dos cosas: vencer a Colombia, ya clasificada y la sorpresa de la Copa del Mundo, y que Alemania no derrote a Corea, partido que terminó en igualdad.

Aguardando los últimos minutos de ese encuentro en un racimo apiñado, las africanas explotaron en gritos enloquecidos al conocer que estaban en la próxima ronda.