Fiel a su estilo, sin muchas vueltas, Maradona repartió dardos para todos lados. El presidente de la FIFA fue el primero en ligar.

"Le dije a Gianni Infantino que renunciaba a ser el capitán del equipo de leyendas porque desde que se fueron Joseph Blatter y Julio Grondona no ha cambiado nada en la FIFA. A los jugadores como Marco Van Basten, Ruud Gullit y a mí nos tenían en una habitación como perritos, una falta de respeto total. Ahora sí voy a empezar a decir las cosas que sé de la FIFA nueva", arrancó.

De paso, cargó contra el croata Zvonimir Boban, Secretario General Adjunto de la FIFA, por un supuesto malentendido que tuvieron meses atrás al encontrarse en el hotel donde hospedaban a jugadores leyendas del fútbol.

"Le quiero decir a Boban, que es parte de la FIFA y acepta estas cosas, que si se quiere hacer el guapo vamos a un cuadrilátero. Que no se haga el enojado. Lo peor es que es mandado por Infantino. No soy un chico de 20 años, tengo 58 y me duelen estas cosas porque creía en la gente. Ahora ya no confío más", aseveró de manera tajante.

También expresó su indignación por las agresiones que sufrió ante el Zacatepec: "Me tiraron una botella que pasó cerca de mi hombro. No puedo creer que un energúmeno pueda agarrar una botella, tirarla a la cabeza e irse sin castigo. Esto va más allá del fútbol. El tipo ese me odia o se peleó con la esposa antes de venir a la cancha, cualquiera de las dos. Hago un llamado a las autoridades para no sufrir otro incidente como este", afirmó.