Carlos Zambrano llegó a Boca con la chapa de ser un internacional con la selección de Perú y fue anunciado por el Patrón Bermúdez como un refuerzo de jerarquía, sin embargo nunca terminó de afirmarse y terminó yéndose sin que nadie lo lamentara demasiado.

De regreso al fútbol de su país, vistió la camiseta del seleccionado para enfrentar a Japón donde sufrió una durísima goleada 4 a 1.

Y los hinchas peruanos reaccionaron poniéndolo en el paredón de fusilamiento por su flojísima participación en el encuentro donde fue responsable de tres goles.