Es una regla implícita en entre los relatores y comentaristas, que se extiende a las casas donde varias personas ven un partido: basta que uno elogie a un jugador para que este inmediatamente cometa un error.

En este caso le sucedió al Chavo Fucks, quien vio como el karma se hacía realidad en un abrir y cerrar de ojos al pasar de destacar el buen arranque de San Lorenzo para que un contragolpe de Patronato terminara en el arco defendido por Torrico.