No pudo ser. Otra vez nos faltaron 5 para el peso y Argentina sigue sin ganar un título en 22 largos años. Era una gran ocasión, pero la selección del 'Tata' cayó 4-1 en los penales ante Chile, luego de empatar sin goles durante 120 minutos.

Ninguno de los dos combinados nacionales que se enfrentaron esta noche en la final de la Copa América Chile 2015 rindieron las expectativas que se habían generado en la previa.

Tanto Chile como Argentina se neutralizaron el uno al otro y no pudieron desplegar el juego ofensivo con el que venían mostrando en la Copa. Tras un buen primer tiempo, Messi casi no apareció en el resto del partido. Metió su penal y no mucho más en el día en que buscaba su primer título con la selección mayor.

Los dos entregaban todo en la recuperación, pero era en lo único en lo que se parecían, sobre todo cuando esta era alta. Pero después, ni la verticalidad chilena ni la posesión argentina podían hacerse fuertes como para mandar en el desarrollo.


Y para colmo de Argentina, superada la media hora se fue lesionado Di María con una contractura en la parte posterior del muslo derecho luego de un slalom desde el área argentina que terminó de la peor manera para él en tres cuartos de campo.


Pero Martino no modificó nada en la contingencia, ya que mandó a Ezequiel Lavezzi para establecerse bien abierto por izquierda y mantener así la propuesta del 4-2-1-3 que es ya su marca registrada.


La situación no varió en el período final, donde las ráfagas de dominio de uno y otro fueron tan breves como el fútbol que aportaban a tanta expectativa depositada en dos equipos cuyas propuestas empiezan y terminan siempre en el arco de enfrente.


Ni las dos intervenciones de Claudio Bravo y la misma cantidad de Sergio Romero durante el primer tiempo siquiera se repitieron en el segundo, donde los dos vieron como sus hombres clave lucían apagados y sin la gravitación que sus equipos necesitaban.


No aparecía Messi, tampoco Pastore, ni mucho menos Aguero. Por eso el "Tata" decidió el relevo de estos dos últimos para que ingresaran Gonzalo Higuain y Ever Banega, prescindiendo otra vez de la presencia de Carlos Tevez.


Lo mismo le sucedía a Chile con Arturo Vidal, Alexis Sánchez y David Pizarro, al punto que este último también fue desplazado para dejarle lugar al mendocino Matías Fernández.


El partido se volvió entonces de "gol gana", porque las oportunidades de convertir nunca aparecieron en ese segundo tiempo típico de una final tensionante, pero atípico para dos equipos que juegan bien al fútbol.

Sin goles en 120 minutos, el partido se definió desde los doce pasos y esta vez siquiera hubo oportunidad para que Romero se pudiera vestir de héroe como aquella vez, después de la charla con Mascherano.

Aunque Messi convirtió el primer penal argentino, Higuaín (por arriba del travesaño) y Banega (tiró muy suave) fallaron y le permitieron a la selección dirigida por Sampaoli alzar el trofeo continental por primera vez en su historia.

La Argentina cuenta quizá con la mejor generación de futbolistas de su historia, hombres en los principales clubes del mundo. Sin embargo, en la selección, se mantiene la deuda.

Hay desafíos por delante: la Copa América del año próximo por los 100 años de la Conmebol, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.