Hoy se cumplen 24 años de aquella histórica semifinal ante Italia en el Mundial de 1990, en la que Argentina igualó 1-1 y luego llegó a la final imponiéndose 4-3 en los penales.
El gol de Caniggia y las atajadas de Goycochea quedaron en la memoria de los argentinos. Pero lo que también está grabado en el recuerdo es el famoso “Siamo fuori della Copa, Un giorno tristissimo…”.
La frase se hizo conocida en un comercial de la Cerveza Quilmes, previo a una Copa del Mundo. Simulaba ser el relato italiano oficial de aquel encuentro, pero no fue así.
El autor de esas palabras fue Andrea Prodan –hermano del eterno rockero, Luca-, quien fue contratado para hacer la publicidad y realizar el relato.
“El relato en italiano es trucho. El que lo hizo fui yo”, confesó Andrea al ser entrevistado. Así descartó le quitó un poco emoción a aquel relato, pero aún así esas frases quedarán grabadas en la memoria de los argentinos, cada vez que recuerden aquella semifinal.

Hoy se cumplen 24 años de aquella histórica semifinal ante Italia en el Mundial de 1990, en la que Argentina igualó 1 a 1 en Nápoles y luego se impuso 4-3 en los penales.

El gol de Caniggia y las atajadas de Goycochea quedaron en la memoria de los argentinos. Pero lo que también está grabado en el recuerdo es el famoso “Siamo fuori della Copa, es un giorno tristissimo…”.

La frase no la dijo ningún relator italiano, y se hizo conocida en un comercial de la cerveza Quilmes, previo a una Copa del Mundo.

El autor de esas palabras fue un actor, elegido por el casting de la agencia publicitaria que contrató la cervecería.

La historia más particular aún porque no fue cualquier actor. Fue Andrea Prodan, hermano menor de Luca. Andres, sí es un hombre, es músico y actor y por ese entonces había llegado a Buenos Aires a vivir, tras las huellas de su hermano.

“Me divertí muchísimo en hacer esa publicidad, también hice de relator inglés para una publicidad de cerveza argentina... Traicioné mis orígenes, el inglés y el italiano, pero me reí mucho", le confesó Andrea en una entrevista radial a este periodista hace unos años.

La frase se inmortalizó en el inconsciente popular -tanto, que hasta la adoptó una marca de ropa-, y quedó grabada en la memoria de los argentinos, no sólo cada vez que se recuerda aquella semifinal.