La Copa Libertadores en vez de convertirse en un desafío atractivo e está convirtiendo en una pesadilla para los entrenadores de los equipos más importantes del país.

Al riesgo constante del contagio de coronavirus y la falta de entrenamientos consiguientes, se le suma ahora la complicación de que los afectados puedan ser todos de la misma posición.

Y ésto es lo que ocurrió a Boca, que tiene a sus cuatro arqueros infectados de COVID-19.