"Estoy parado frente a la casa de mi infancia" así se inicia este periplo personal de Ismael Quiroga, el personaje de "Miserias de la abundancia" (Alto Pogo, 2014) primera novela del músico y escritor Manuel Megías.


Con una prosa que es llevada de manera constante a la oralidad, Megías nos trae la pena y desgracia de  un hombre que está rodeado de comodidades materiales pero que carece de un camino;  de saber hacia dónde va.


El suicidio, estar al límite, la agresión,  los lazos familiares con su exesposa, padres e hija, el sexo y descontrol funcionan- entre otros tópicos- como los hilos de un titiritero interno que hacen que el cuerpo de Quiroga avance.

Una trama que se vuelve cada vez más oscura con el correr de los capítulos, como el avance de una tormenta, que si bien para Megías "es un decorado" no puede resultar meramente casual con la angustia y furia que atraviesa el personaje. Quiroga no brilla como el sol, sino que se empapa cada vez más en su propia miseria haciendo que su traje humano le resulte cada vez más pesado.

Con diálogos por momentos demasiado extensos y detallados que le quitan ritmo, Megías trae una historia que igual logra avanzar implacable.

Ismael Quiroga no resulta un personaje que pase desapercibido así que charlamos con Manuel Megías acerca del proceso de construcción de "Miserias de la abundancia".

- "Miserias de la abundancia" es tu primera novela, ¿Cómo se inició el proceso de escribirla?. El título ¿lo tenías desde un primer momento o vino después?

Manuel Megías (MM)- Cuando me senté a escribir Miserias no era consciente de lo que estaba haciendo. No sabía si era un cuento, una novela, no tenía el título, ni los personajes, nada. Me acuerdo que estaba en el baño y se me dispararon las primeras líneas. Salí y escribí el primer capítulo de un tirón. Recién a partir de ahí, de leer y estar conforme, es que empecé a maquinar con la historia, y a darle vueltas, conciente de que podría llegar a ser una novela, que fue mutando y desarmándose hasta llegar a ser lo que es.     


- ¿Cómo fue pensar, crear y dar vida a Ismael Quiroga? Por momentos parece un poco exagerado ese odio que destila permanentemente.

MM- En un principio lo pensé como un señor más grande, introvertido, solitario y con una rutina muy marcada, aburrida, sin imprevistos. De haber seguido esa línea la novela hubiese sido otra, menos violenta, más monótona y lineal. Creo que Ismael es así por sí solo, es alguien que estaba adentro mío y salió. Lo pedía a gritos. No está premeditado, no está pensado y no creo que sea exagerado.


- La novela tiene una oralidad muy marcada- ya sea a partir de insultos o incluso el ida y vuelta de los diálogos-  como un recurso para brindar detalles sin perderse en elipsis narrativas ¿Por qué decidiste contar esta historia narrando un seguimiento en las horas de Ismael?

MM- La narrativa se dio así desde el primer momento, con un ritmo muy marcado y musical. Tenía que ser en primera persona y en el presente inmediato porque creo que la hace más fuerte, más impactante y atractiva para el lector. Y vuelvo sobre lo mismo, nada estuvo pensado, se dio de esa manera, no hay demasiadas explicaciones.


- Un gran momento que descomprime toda la miseria que se viene acumulando es cuando Quiroga pide que pare de llover, luego de salir del bar.  Hay una tara en tu escritura con el clima. Lluvia, cielo gris, un trueno que retumba ¿el clima funciona en simbiosis con el estado de ánimo de Quiroga?


MM- No creo que sea una tara. Me gusta la lluvia. Visualmente, sonoramente, toda. Nunca lo pensé como una simbiosis con Ismael, es más bien una escenografía, un decorado.


- Por supuesto sin contar el final, creés que redimís a tu personaje ¿que se perdona a sí mismo?

MM- Ni a palos. No sabría de qué perdonarse.

***

"Miserias de la  abundancia" de Manuel Megías

Alto Pogo, novela 2014

195 p.