Llueve, el día está gris. Llego a la galería y me recibe un ambiente blanco, pulcro. Y ahí están los rostros expresivos e hiperrealistas de Lupe Marín.  Son rostros con una vida plana en el cuadro pero al mismo tiempo tienen unas miradas y expresiones que inquietan, que hacen que las pinturas no pierdan el halo humano que representan.


Lupe Marín nos deja ver su mundo personal en una muestra que sensibiliza sobre lo cotidiano de un gesto, una sonrisa, una mirada. Un mundo cercano pero que se nos presenta bajo una paleta particular de espacios y pausas bajo la densidad de colores fundidos con líneas expresivas.

-  Pulsión es una palabra muy fuerte. ¿Por qué elegiste llamar así a esta muestra?

Lupe Marín (LM)- En general en Elsi (la galería)  se trabaja cada muestra con un título. Yo en general no pongo títulos, ni a mi obra, a ningún cuadro, no es por prejuicio. Creo que a veces las obras funcionan con títulos, se complementan, en mi caso no lo siento. Cuando Fernando (Entín) habló conmigo y me dijo nos gustaría que la muestra tenga un título, dije vamos a respetar esta buena idea. También implicaba pensar en algo.  Era raro, porque para mi en este momento mi lenguaje es la pintura y no las palabras. Pensé un montón, charlé con gente que le interesa lo que hago. Hablé sobre hilos conductores con lo que hago y fui llegando a esa palabra: Pulsión.  Lo único que me tiraba para atrás es que la gente lo asocie con la cuestión psicoanalítica...

- Y sí, es como que el psicoanálisis es a lo primero que remite

LM- Sí, pero al mismo tiempo, Pulsión era la única palabra que sentía que realmente hablaba de lo que hago, de lo que estoy buscando en el otro, y de lo que quiero contar del otro. Es ese momento preciso. Es un momento cuando se siente y se ve la raíz de algo. Es casi un impulso, cuando algo pulsa...

- ¿Cuando algo sale?

LM- No, no es cuando sale, sino justo cuando se inicia. Cuando ves que ella te mira ( las dos automáticamente miramos  una de sus obras, una mujer que nos observa con los labios unidos sin hablar, pero con una intensidad en los ojos solo rota por el color del tatuaje que se esparce en uno de sus brazos) Es algo que está ahi, y es un buen camino para ver al otro más real y presente en una pintura. Una pintura que es plana, que no es "viva", entre comillas. Me gustó que se llame Pulsión, que la persona que la viera se pregunte el porqué y que empezara a buscar eso. El otro día vino a ver la muestra una chica italiana y me comentó que sentía una inquietud... que algo iba a pasar. Ella no sabía que la muestra se llamaba Pulsión y yo le conté un poco qué es lo que veo del otro.  Hoy lo que me interesa contar, ese momentito donde algo va a pasar, algo muy chiquito...

- Vos te definís como una persona observadora, que puede estar mirando intensamente a alguien por un largo tiempo...

LM- A mí me gusta mucho mirar a las personas. La gente me da curiosidad. Disfruto mucho pintar esto que me pasa con el otro.

- ¿Cómo pensás una muestra? Cuando una ve las fechas de las obras son bastante recientes, no hay demasiado tiempo entre unas y otras. ¿Tenés una muestra en la cabeza antes de arrancar?; ¿Una temática?; ¿O todo va surgiendo naturalmente?.

LM- Yo en general no paro nunca de pintar. No quiere decir que pinte todos los días, pero es algo cotidiano. Cuando se plantean fechas para muestras, siempre busco algo muy actual que me está ocurriendo, que me interese mostrar. Y me gusta poner un par de obras que muestren de dónde viene eso. A veces no se ve tanto diálogo entre las obras, aunque yo lo vea...

- Me imagino que hay una historia detrás que hace que siempre veas el diálogo entre tus obras...

LM- Sí, pero porque para montar una muestra y para que a la gente le interese tiene que haber un diálogo. A veces puede ser totalmente ecléctico. En este momento, Pulsión tiene un diálogo porque es algo que me estaba pasando. Hay gente muy joven, grande, y mediana en la muestra.

- Le dedicás la muestra al "héroe de tu papa" y lo relacioné con el recuerdo que contaste alguna vez sobre tu niñez en Cuernavaca. Me refiero a ese momento en el que te sentías frustrada, por decirlo de alguna manera, al no poder dibujar eso que querías y que tu papá te apoyó e incentivó para que sigas trabajando en el arte.

LM- En realidad, la dedicatoria es un tema muy personal. Por otro lado, está el tema de la construcción de la identidad del otro, la construcción de la identidad de una persona tiene que ver con las formas más primarias. Cuando uno es chico y está aprendiendo cosas se encuentra con limitaciones. El cuerpo en sí es una limitación, uno tiene una altura, la mano es torpe, la motricidad fina no está desarrollada. Si uno tiene padres, o gente cercana que te ayudan a pensar, siempre es importante. En realidad uno puede hacer cualquier cosa si se forma, lo bueno es que los chicos lo sepan. Yo era una niña me imaginaba algo y me salía otra cosa...

- El eterno dilema entre la mente y el cuerpo

LM- Claro, yo hoy me puedo imaginar un cuadro de diez metros por diez metros pero el cuadro existe acá ( se toca la cabeza), tengo que ir comprar la tela, los materiales y hacerlo. Y después tengo que pintarlo nada más y nada menos. Yo cuando hablé con mi padre en ese momento, yo no era que estaba frustrada, era que no entendía. No podía entender la relación entre lo que yo pensaba y lo que hacía. Caminamos pero no sabemos cómo.  No sé como voy a distribuir mi peso. Cuando conectás con tu cuerpo vas a empezar a ejercitar el pensamiento. Para que tu padre sea tu héroe, tiene que ser un padre a esa altura. Yo tuve ese privilegio. También mi madre es mi heroína. Hay mucha influencia entre mi familia y  lo que yo hago.

Cuando uno piensa en una muestra se ve el clima de lo que una es, por eso yo decidí en esta muestra mostrar algo tan personal. Él (el único cuadro con figura masculina) es mi padre, y está mi hija, y estoy yo. Y algunas amigas. Hay perros familiares. Está es una muestra personal.

- ¿Qué pintores contemporáneos te interesan?

LM- A mí me gusta mucha gente, no quiero nombrar a alguien, pero lo que me parece que es importante es tener la capacidad de investigar y mirar. No para ver qué hace el de al lado, sino para saber qué pasa, hacia dónde se va. No sólo que se pinta, que se escribe, que se escucha, que se dice. Soy una persona que mira mucho, soy curiosa. No tengo un conflicto. En este momento me gusta hacer esto. No sé si funciona o no. No es que no le de importancia, pero es otro tema. Acá en Argentina no hay mucha gente que haga retrato.

- Luis Felipe Noé habló de un espacio mudo que rodea a los rostros en tus cuadros, ¿Es un espacio mudo o una pausa?

LM- Sí, también lo que dice es que es un espacio para  reflexionar...

Óleo sobre tela. 50x50cm. Enero 2014. Bs. As.

Lupe se levanta y se ofrece a leerme completa la apreciación de Noé sobre su obra. Me obliga a una de esas pausas, como las que brindan sus cuadros. Reproduzco parte del fragmento en cuestión:

Mi primer contacto con las obras de Guadalupe Marín fue por Internet: la luz de la pantalla deja un breve lugar a la imagen, o mejor dicho a las imágenes que se van sucediendo. Así comenzó ante mí el desfile de presencias humanas de una quietud paradójicamente inquietante. En esta primera aproximación otro elemento constante en sus cuadros que me llamó la atención es el entorno espacial de cada una de las figuras. Estas se encuentran sentadas, reclinadas, apoyadas, recostadas siempre en el vacío. Ese espacio mudo que las rodea es el componente abstracto en su obra rigurosamente figurativa. (...) Una vez sentado, contemplando sus cuadros volví a vivir ese estremecedor vacío que rodean a sus espléndidos retratos, que dan testimonio no sólo del retratado sino también de la retratista: autorretratos en el retrato ¿No es acaso verdad que todo lo que decimos sobre otra persona está hablando ante todo de nosotros mismos, o al menos de nosotros en relación a esa persona? En la obra de Lupe Marín no hay disimulo a este respecto. Pero la mirada de sus personajes es la incógnita entre la persona y el mundo exterior, ese que en sus cuadros está vacío. Esta mirada ya no es la personal de ella ni la de su retratado, es la de nosotros, y, por lo tanto también, la de su retratado y la de ella (...) en sus obras hay un adentro y un afuera.  Y de por medio un gran suspenso.

Lupe me mira, y me dice "parecido a lo de pausa" y prosigue la lectura.

Pura poesía visual (...) considero que en su obra es un texto en silencio.

- ¿Viste? - sonríe y me dice: "Ese es el problema de sacar sólo partes de un texto. Nadie se había tomado el trabajo de entender de dónde vengo, por qué trabajo con estos fondos. Cuando uno lee un texto tiene que saber que todo lo que pasa en el medio entre que empieza y termina, lo que pasa en el medio tiene mayor importancia. Lo mismo pasa con un cuadro, cuando te encontrás con alguien, decidís pintarlo y termina cuando el cuadro está colgado con alguien mirándolo".

Óleo sobre tela 120x120 cm. Marzo 2014. Bs. As.

Afuera sigue lloviendo, nos despedimos, intercambiamos sonrisas y saludos.  Me voy con la sensación de tener una nueva dimensión sobre las pausas y la obra de esta magnífica artista que hace del retrato una experiencia visual que atrapa.

MUESTRA- Pulsión de Lupe Marín

Hasta el jueves 5 de junio 2014.

Elsi Del Rio-Arte contemporáneo-  Humboldt 1510- Palermo

Martes a Viernes: 14 a 20 hs. Sábados: 11 a 15 hs.

Guadalupe Marín Burgin (1971) tiene una formación muy diversa. Estudió en el Instituto Vocacional de Arte y realizó estudios con Marta Kearns, Alberto Díaz y Héctor Capurro. Trabajó en distintos campos como el diseño, la escenografía, el video, la fotografía y la ilustración. Sin embrago, su desarrollo más importante ha sido en el campo de la escultura y la pintura. Ha participado de muestras como Buenos Aires en el MAIPO (2012), Buenos Aires en Galería Van Riel (2010), Madrid en Hugo Boss/Fundación Solomon R. Guegenheim (2005), Madrid en Art Café en el marco del Consulado de México (2004), Figueres en Inside Art Gallery (2004), Buenos Aires en Valeria Leik (2000), Buenos Aires en Ant. (2000) y en ferias como arteBA