En julio de este año, la justicia española accedió a exhumar los restos embalsamados de Salvador Dalí tras el reclamo de Pilar Abel, una mujer de 61 años que aseguraba ser fruto del romance entre el pintor y una empleada doméstica en el pueblo de Figueres, al norte de España, durante la década del cincuenta. 

La corte superior de Cataluña accedió a realizar el cuidadoso procedimiento para no poner en riesgo la preservación del cadáver e incluso llamó la atención cuando se abrió su tumba que: "Los bigotes estaban intactos, marcando las 10 y 10".

Ahora, con los resultados de filiación genéticos realizados, Abel se enteró - por la prensa- que no es hija del Marqués. La mujer nació el 1 de febrero de 1956, prácticamente a los nueves meses exactos de que su madre se hubiese casado con Juan Abel. Pero Pilar insistió con la historia que le habría contado su progenitora, que actualmente está en un geriátrico, sobre una aventura con el pintor. 

“Cuando haya un comunicado oficial, daré todas las entrevistas. Hasta que no lo vea plasmado en un papel, no me creo nada. Ya se verá qué pasa. Como cualquier ciudadano tengo derecho a mi identidad”, planteó la demandante en diálogo con La Vanguardia y a la espera de enfrentar a la justicia el próximo 18 de septiembre. 

La Fundació Gala-Salvador Dalí, que se había mostrado particularmente molesta con la exhumación, celebró los resultados y destacó que: “se alegra de que con este dictamen se ponga fin a una absurda y artificial polémica, y de que la figura de Salvador Dalí quede definitivamente excluida de unas pretensiones totalmente infundadas”. Además aseguraron que no descartan tomar medidas para que se le restituyan a la institución “los costes y perjuicios” del operativo de apertura de la cripta.