Por si preguntan... sí, el que está disfrazado de Hombre Araña es Urman, este escritor que maneja como pocos la combinación entre el humor y las letras.

No te mates en mi verde cultivo es la nueva novela de Julián Urman editada por Tamarisco que resulta ser un torbellino de situaciones que van mezclándose entre lo imposible, lo real, la fantasía e incluso lo fantasmagórico. Una historia real donde un  suicida cae sobre el cultivo del escritor dispara una trama que conjuga sabores picantes, dulces y algunos tramos reflexivos.

Desde el lugar de los hechos, sí desde la mismísima casa donde empezó todo, a metros del patio, nos sentamos con Urman para hablar de una novela que venía palpitándose hacía rato.

- Antes de ver publicada No te mates en mi verde cultivo, pude verte varias veces contando la anécdota de este hombre que se suicidó arriba de tu cultivo;  una historia increíble, un germen para escribir algo ¿Desde un primer momento pensaste en hacer una novela?;  ¿O a partir de contar la historia varias veces surgió la idea?

Julián Urman (JU)- Desde el momento que me estaba pasando sabía que la iba a escribir. Incluso uno de los policías me preguntó "¿Qué haces de tu vida?", le dije guionista y me dijo: "¡Ah!, listo, ya tenés la historia!". Era muy obvio que iba a tener que escribirla, casi como un mandato.

- Y de repetir la historia tantas veces ¿fue inmediato el empezar a escribir la trama o de tanto repetirlo estabas  preocupado por tergiversar un poco los hechos?

JU- Fui armando una versión oficial, de tanto repetirla, aunque la que escribí finalmente es una versión distinta. En esa época me empezaron a llamar para hacer lecturas y siempre trataba de leer algo nuevo, y en ese momento lo nuevo era la novela. Se fue armando con un condimento muy oral. Y también se me fue llenado de chistes, que era un vicio que tenía; la historia tiene una premisa de comedia importante...

- Un humor negro...

JU- Sí, ya el título te dice mucho (hacemos una pausa hierve el agua para el café) ¿Te jode si prendo un pucho?

- No me jode, ¡es tu casa! (risas)

JU- Ahora sí (Se acomoda en su silla)

- ¿Sentís que sos vos?, me refiero al personaje, más allá de cierta ficcionalización.

JU- Es raro, había algo que había escrito creo que (Fernando) Pessoa en El libro del Desasosiego que hablaba de una foto de oficina, el narrador decía que todos en la foto habían salido iguales a sí mismos, excepto él, que se veía achaparrado, disminuido; hasta que un compañero le dice “saliste igualito” y el tipo no sabe qué pensar de eso. Y yo creo que me pasó algo así construyendo este personaje de la novela que soy yo. En un primer momento sentí que el personaje era todo lo peor mío, pero bueno, a partir de trabajar de una manera terapéutica lo que me iba pasando, con la escritura, el suicida, sus ecos, terminé haciendo al personaje un poco más heroico.

- Hablaste del chiste, el cual muchas veces funciona como un buen recurso para alivianar la historia.

JU- El humor para mi es un tic nervioso. La novela tiene algo de esos nervios condensados en tres días, que es el tiempo en que sucede. Y a medida que me fui tranquilizando en la historia, me fui calmando, esos chistes empezaron a pasar un poco a segundo plano. Espero ahora que el humor cumpla en la novela la función de mostrar un poco este mundo nervioso. Mucha gente que la leyó antes de la publicación, como Hernán Vanoli, me dijo: sacale chistes. Y les hice caso.

- ¿Qué crees que hubiera pasado si el cuerpo del suicida hubiera atravesado el techo y caído en tu "plantación"?

JU- (Risas) - Mucha gente me pregunta eso, yo también lo pensé; creo que los bomberos también me lo preguntaron. Hay como unas ganas de que la historia sea peor. La verdad no sé que hubiera pasado...

- Creo que hubieras tenido una novela más larga
...

JU- Cuando estás ahí, dudas un poco cuales son tus derechos... Todos los que entraron a esta casa entraron con la cortesía de "me estás dejando pasar", buena onda, así que no me esperaba una pesquisa. Incluso si atravesaba el techo y caía arriba de las plantas, no eran el objetivo. Temo que en ese caso hubiera empezado a intervenir la escena del crimen...

- ¿Esto en que año pasó?

JU- Hace cinco años, en el 2009.

- Bueno hoy se acepta de otra manera el tema del consumo o el debate sobre la legalización de la marihuana...

JU- Es verdad, es gracioso esto de las plantaciones en escenas de crímenes. Es como el miedo de salir con la bombacha incorrecta y que te pase un accidente, no escatológico,sino de los otros.

- Hablaste de tics nerviosos, del humor, de mostrar lo peor de vos ¿Cómo definirías tu escritura?


JU- ¡Caramba! La verdad es que no trato de definirla mucho. Cada libro, o cada historia tiene su motor. Yo trato de encontrar el motor que funciona para esa historia, siempre me gusta tratar de ser juguetón y de pensar mucho en la persona que está leyendo, y bueno, tengo ese tic de querer entretener, del humor, de lo ágil... Me preocupo mucho por tratar de atrapar al lector.

- Cuando lees en ciclos, siempre ponés mucho énfasis en lo visual, en el humor y también hay un toc con las medias...

JU- (Risas)

- También leí en tu twitter algo de sopa de medias, en tu novela hablás de medias y en la presentación del libro hiciste referencia a tus medias rojas...

JU- Son muy íntimas las medias, más que la ropa interior. Las medias son eso que está en el cajón. Yo tengo un equilibrio muy frágil de medias, no tengo tantas, es un ciclo muy cerrado. Si pierdo un par ya no me cierra el ciclo de medias. Lo de la sopa de medias sale de una época en que estudiaba guión con Aída Bortnik, en un curso que dictaban ella y Campanella, y la parte de Aída implicaba escribir cosas en el momento, y un día escribí algo de un viejo y un nene que cocinaban una sopa de medias en bolas. Cuando terminé de leerlo Aída me dice: "un horror"; y ese es el otro tic, el tic de lo oscuro, hoy cuando empiezo algo que es una porquería pienso eso, esto es sopa de medias. Está el humor y lo oscuro en lo que escribo. Esta novela es el balance entre esos dos tics. Hay algo de mi estilo que es así; gracioso y liviano pero también pretende ser profundo y oscuro, son dos fuerzas que se pelean. También hay una cuota de dulzura.

- Hay dos momentos en tu novela que dan la sensación que tomaste la actitud de una escritura más reflexiva... me refiero al día de la marmota.

JU- Hay algo que me pasó en Ravonne, mi primera novela, donde hay personajes que piensan todo lo que hacen en función de cómo va a ser contado después, en un programa de televisión basado en sus vidas. Y cuando me pasó esta historia del suicida todo lo que iba pasando minuto a minuto era parte de lo que iba a escribir.

- Sí, ya te estaban contando una gran anécdota...


JU- Si, hay algo de la repetición del presente en un futuro que me daba la sensación de ese día vivido varias veces; el día que lo viví, después pensarlo, escribirlo. Fui reformulando un montón. Los días importantes es como que uno los vive muchas veces. Pero hay algo también de estancamiento en esa idea. La película logra eso horrible, desesperante, pero con el humor y dulzura logra salir adelante.

- El capítulo Lancha Colectivo, es el otro momento donde reflexionabas todo lo que te había pasado y se colaba una especie de ensayo ¿puede ser?

JU - Sí, es algo de eso de que uno quiere ser bueno y la vida irrumpe. Yo creo que toda la idea de cultivar y plantar tiene tantas sensaciones positivas, aprender a cuidar de algo, verlo crecer. Y que se interrumpa de golpe con la cosecha, te deja esa sensación de "guau, puede pasar cualquier cosa". Yo, que antes cuidaba estas plantas, ahora las mato. Soy una fuerza de bien, pero también soy el mal. El día de la marmota resuelve el acertijo de esa situación horrible con la moral, lo bueno. Y en No te mates en mi verde cultivo el personaje es como que se niega a entrar en esas consideraciones, pelea mucho contra la idea del castigo, y contra la idea de un comportamiento moral, entonces de a ratos intenta seguir adelante como si no hubiera pasado nada, y en otros momentos lo invade la obsesión de tratar de darle un sentido a esto que le pasa. Varias veces el personaje se pregunta si el suicida se tiró sobre su cultivo de marihuana a propósito, ahí está la idea de castigo, pero también sin las plantas es una historia distinta, mucho más trágica. El mayor desafío no está en contar el momento en que cae el suicida, sino en lo que viene después, en una búsqueda de sentido posterior.

- Claro, el evento no es la novela, sino lo que pasa después...


JU- Claro, es lo que te pasa después. Las anécdotas de trama que terminaron en la novela, son un poco las que reflejan ese arco para mí. Y la pregunta con la que empieza la novela, ¿qué paso si engaño a mi mujer?, es una pregunta del mundo más cerrado que existe, que es uno mismo, y esa mezquindad de no querer compartir todo en la pareja, de buscar un espacio íntimo que uno controla, y bueno, en esta novela ese espacio íntimo pasa a ser un espacio público. Un espacio muy condensado, quizás todo lo que me pasó durante meses está puesto en esos tres días, que se vuelven casi oníricos.


- Cuando hablaste de dulzura, sin contar demasiado, creo que con el manual sobre como cuidar las plantas mostraste el costado más paternalista del personaje, el costado más amable.


JU- Si, totalmente....

- Ante el caos, esas instrucciones son como una pausa...

JU- Sí, como un "aquí no ha pasado nada" en la continuidad del manual del cultivo. Se van los policías, los bomberos, el cuerpo y uno tiene que seguir comiendo, viviendo, cultivando y cosechando. Hay que seguir pensando en cómo construye uno su vida, después de esa irrupción.

- La novela la terminaste hace un tiempo, ¿estás con algo nuevo?

JU- Si la terminé hace casi dos años. Ahora terminé otra novela, que estaba escribiendo antes de empezar con esta, que va a salir por 17 grises. Y que de hecho casi que fue interrumpida por este suceso. Y estoy por ser papá en un mes. Empecé una novela nueva de terror sobre la paternidad...

- Tenés que vivir la experiencia de ser padre...


JU- Tal cual. Primero hay que vivirla. Por ahora disfruto de que la novela encontró su lugar en la editorial Tamarisco, la edición es preciosa, y ahora viene la parte de ver qué piensan otros sobre este asunto. Parte de la discusión con Tamarisco fue sobre el título, se iba a llamar "No te mates en mi cultivo de marihuana", ellos sugirieron sacar la palabra “marihuana” del título. Y en la presentación, el otro día, me comentó Eugenia Zicavo algo cierto, que el personaje no fuma casi nada en toda la novela, así creo que fue un acierto el cambio. Otro título tentativo era "Manual de autocultivo" pero este es el que quedó: "No te mates en mi verde cultivo", es más como un test de personalidad para ver a qué te remite

- Pero cómo ¡¿no cultivaba té?!

JU- (Risas) ¡Puede ser!

No te mates en mi verde cultivo, es una novela de esas que va a estar en boca de todos; humor, drogas, sexo- o al menos un intento- y muy buena escritura.

Editorial Tamarisco

Julián Urman: nació en 1978 en la ciudad de Buenos Aires. Fue editor de la revista Pisar el césped y publicó la novela Ravonne, además de cuentos en diversas antologías. En la actualidad trabaja como guionista y músico para cine y televisión.