Aunque los detalles precisos de la disputa iniciada entre el grupo Hachette (que forma parte del grupo francés Lagardère) y Amazon no son del todo claros, el conflicto se centra en una cuestión de precios y distribución. La polémica se generó a partir del "disgusto" sobre el modo en que Amazon intenta hacer que los precios de venta de los e-books sean más baratos que los de papel.

Hachette plantea que el precio de venta que propone fijar Amazon de 9.99 dólares por libro amenaza el circuito editorial. Por su parte, ante la falta de acuerdo, el gigante digital estadounidense limitó la distribución digital de ciertos libros, canceló las adquisiciones por adelantado y eliminó descuentos. Medidas que no fueron recibidas con agrado por los escritores afectados directa e indirectamente.

900 escritores publicaron una solicitada en The New York Times reclamando que dejen de utilizarse a los "libros como rehenes" y que se finalice la disputa editorial entre Hachette y Amazon. Los escritores denuncian que Amazon, en su disputa con Hachette, decidió tomar "como blanco a ciertos autores" para así presionar al grupo editor.

A través de una solicitada, a doble página y pagada por los propios escritores, Paul Auster, John Grisham, Stephen King, Michael Chabon, Tracy Chevalier, Junot Dí­az, Claire Messud, Tobias Wolff, Jonathan Littell o Donna Tartt (última ganadora del premio Pulitzer)  Sandra Brown, James Patterson, Jeffery Deaver, Malcolm Gladwell, Dona Tartt y Daniel Handler, que escribe bajo el seudónimo de Lemony Snicket fueron algunos de los que se manifestaron en contra de esta disputa entre ambos grupos. Entre los autores que no firmaron se destacan J.K Rowling (autora de Harry Potter) y Stephanie Meyers.

"Como escritores, muchos no publicados por Hachette, sentimos que ningún vendedor deberí­a bloquear la venta de libros, ni impedir o disuadir al cliente a la hora de hacer un pedido o recibir los libros que desee", escribieron en la solicitada.

Hasta el momento Amazon ofreció que los "autores que se vean afectados"  por las negociaciones fallidas con Hachette que podían llevarse el 100 % del importe de cada e-book que se venda. Aunque la editorial y los escritores involucrados se negaron tajantemente a aceptar la propuesta.

"Mientras dure la disputa, los autores recibirán el 100 % del precio de venta de cualquier de sus libros en formato e-book que vendamos. Tanto Amazon como Hachette renunciarán a todos los ingresos y beneficios por sus libros hasta que se llegue a un acuerdo". "Si vendemos un libro a 9,99 dólares el autor recibirá 9,99 dólares, mucho más de lo que normalmente consigue. Si Hachette está de acuerdo podemos aplicar la oferta en 72 horas", señala la carta rechazada de Amazon.

Según Publishers Weekly, Amazon controla hoy por hoy el 40 por ciento de cuota de mercado en la distribución de libros  y el volumen de negocios supera los 55.000 millones de euros. Lo que se dice un verdadero gigante.

Voces que se suman

"Este episodio es una nueva revelación de prácticas incalificables contra la libre competencia por parte de Amazon. Es un abuso de posición dominante y un perjuicio inaceptable contra el acceso a los libros. Amazon debilita la diversidad literaria y editorial", declaró la Ministra de Cultura de Francia Aurélie Filippetti en una entrevista con Le Monde y en solidaridad con los escritores.

Filippetti, no es la primera vez que emprende contra Amazon, ya en 2012 acusó a la empresa de "prácticas destructivas para el empleo, la cultura y el tejido social"; denunció que no paga sus impuestos en Francia, sino que en Luxemburgo y sostuvo que el grupo persigue "una concentración empresarial propia del siglo XIX". Incluso en Francia se aprobó una ley apodada "anti- Amazon" que elimina la gratuidad de los gastos de envío y el 5 % de descuento que fija la ley del precio único del libro.

Por otro lado,  la Secretaría General del centro PEN de Alemania ( Asociación Internacional de Escritores) declaró: "Debemos informar a los lectores de la manipulación de las listas de recomendaciones y del retraso habitual en el día a día en la entrega de libros, que son defendidos por sus editoriales ante Amazon".

La Asociación de Escritores de Estados Unidos también declinó la oferta  propuesta por Amazon.  Y su vicepresidente el novelista Richard Russo, se mostró duro con la compañía de Seatle aunque también matizó su postura al acusar a ciertos editores "de no haber sido justos con los beneficios de los e-books" y mantiene que "eso tiene que cambiar".

En un comunicado explicaron: "A lo largo de los años, nuestra asociación se ha opuesto a las tácticas de Amazon, no porque seamos anti-Amazon sino porque creemos que la compañía se ha pasado de la raya y amenaza el ecosistema editorial, ya que pone en peligro tanto el modo de vida de los autores como incluso el futuro de lo que representa ser un autor". Y agregó:  "Creemos que el ecosistema del libro tiene que ser tan diverso como sea posible, y albergar a grandes editores, pequeños editores, Amazon, Apple, Barnes & Noble y a librerías independientes, e-books y libros impresos. Pero creemos que ese ecosistema no puede sobrevivir si alguna de las entidades que participan en él quiere destruir a otras".

Almacén de depósito de Amazon

La postura de Amazon: los libros digitales tienen que ser más baratos que los de papel

Para el gigante en pleno desarrollo los libros electrónicos no deberían costar más de US$9,99, en vez de los precios actuales (US$14,99 o US$19,99), ya que "Esos precios son injustificablemente altos para un libro electrónico".

"Con un e-book no hay impresión, no hay reimpresión, no hay necesidad de predecir (el volumen de ventas), no hay devoluciones, no hay ventas perdidas por agotamiento del ejemplar, no hay costos de depósito, no hay costos de transporte, no hay mercado secundario (ya que) los libros electrónicos no se pueden revender como usados. Los e-books pueden y deberían ser menos caros", comunicaron desde Seatle.

Una petición que apoya a Amazon juntó hasta ahora 7.600 firmas, incluidas las de un número de autores independientes que señalan que  la megatienda creó una industria más democrática.

El trabajo del escritor y el conflicto de intereses

Es evidente que la disputa que recorre el mundo editorial internacional tiene un foco netamente monetario, en el medio se cuelan posturas más o menos cerradas; pero la pregunta que flota todo el tiempo en el aire es ¿qué poder de decisión tienen los escritores sobre su material, sobre su creatividad, sobre el fruto de su trabajo? Ceder los derechos de una obra y cobrar por ellos, implica ¿aceptar que dejen de distribuirse libros por el sólo hecho de no cerrar una negociación de precios?.

Demasiadas preguntas para una disputa que lleva más de tres meses en el candelero y que ya está escribiendo páginas y páginas en el periodismo- y tal vez en la literatura- internacional.