Sandra Calamano y Rubén Rodríguez fallecieron el 2 de agosto del año pasado tras explotar la cocina de la Escuela 49 Nicolás Avellaneda, donde se encontraban preparando el desayuno para los chicos que estaban por entrar. Lamentablemente, ni el municipio de Moreno ni el gobierno de la Provincia actuaron a tiempo y sólo después de las muertes iniciaron un plan para reparar todos los colegios.

Tan grave era la situación, hubo que hacer reparaciones en los 195 edificios en los que se dictan clases en el municipio. Tenían graves problemas de filtraciones, cañerías averiadas, instalaciones de gas y de luz obsoletas, techos con tirantes podridos y paredes rotas.

Un año antes de la tragedia, UDOCBA le había reclamado a la Provincia por la grave situación en las que se encontraban las escuelas de Moreno. Una carpeta con imágenes fue llevada a las autoridades. El gremio, además, le había exigido al municipio que explique cómo se usaba el fondo educativo.

El pésimo estado edilicio de las instituciones educativas en Moreno quedó en evidencia después de la tragedia. Tras varios paros se determinó que las 225 escuelas de Moreno cerraran las puertas. De agosto a diciembre del 2018 los chicos y chicas no tuvieron clases.

El año lectivo terminó con asistencia pedagógica a distancia y, en el caso de los colegios que tenían comidas, suspendieron el servicio salvo por algunas meriendas. La calidad educativa se vio afectada.

Mientras los colegios permanecieron cerrados, el municipio de Moreno y la Dirección General de Escuela conjunto con los gremios y la comunidad educativa establecieron 12 puntos para llevar a cabo un plan de refacciones que incluyó en algunos casos construir edificios nuevos. El acta se llevó a cabo el 17 de septiembre del año pasado. La Provincia y la comuna aceptaron repartirse el trabajo. De modo que Provincia debía reparar 137 colegios y Municipio, 118.

Los doce puntos incluyen: agua potable (arreglo de tanques, cañerías) reparar la instalación eléctrica (agregar bajadas de luz), instalaciones de gas, reparar los sanitarios red cloacal (muy pocas escuelas en Moreno tienen red cloacal), ignia y química (guardado de cloro, matafuegos, salidas de emergencia) iluminación, almacenamiento de sustancias químicas, plan de emergencia de evacuación en caso de inundación o sismos, definir plan de obra y prioridades, construcciones seguras (patios, tapiales) y botiquín de primeros auxilios en todos los colegios.

Todas las obras debían estar terminadas antes del 5 de marzo. Algunas obras demoraron entre 60 y 90 días demás. Entre las causas se encuentran la demora del municipio para hacer los pagos correspondientes, la falta de personal, y la falta de materiales. El 6 de marzo cuando empezaron las clases habían arrancado las clases sólo en 70 escuelas de las 225. El 15 de ese mismo mes, ya eran 170 las que daban clases. Se calcula que unas veinte todavía no tienen el funcionamiento pleno.

Las escuelas que tiene a cargo Provincia hay tres que siguen en obra. La Escuela N°50 hoy funciona en una capilla en el barrio 25 de mayo. La Escuela N°13 directamente tuvieron que demolerla para hacerla de nuevo, hoy los chicos asisten a clases en la Universidad de Moreno, y el Instituto de Formación Docente Rojas que fue declarado como Patrimonio Histórico por el Concejo Deliberante y es necesaria una autorización para que puedan avanzar las obras. La 25 aún tiene demorados trabajos en techos y baños. La 1, la BS72 y la BS 39 tienen horarios alternados (algunos días se concurre al establecimiento y algunos no).

Todos los 2 de cada mes se realizan marchas y/o actividades para reclamar por las muertes de Sandra y Rubén. Los gremios concurren a la fiscalía constantemente para informarse sobre la causa. Lo mismo con el Consejo Escolar al cual se le piden informes sobre los estados de los colegios. En las reuniones quincenales en la UGD se informa sobre el estado de la sobras (participan padres de las siete secciones, gremios y la Provincia, el municipio no concurre aunque debería de hacerlo).