La revista Nature publicó un estudio sobre una de las teorías más aceptadas sobre la formación de la Luna, el cual indica que esta se creó a partir de la colisión de la Tierra con otro planeta menor. Y esto vendría a explicar por qué las rocas de la Tierra y la Luna son mucho más parecidas de lo que se podría esperar de esta "hipótesis de un impacto gigante".

Y en combinación con otros dos estudios publicados el año pasado, que reportan sutiles diferencias entre las rocas de ambos cuerpos, el misterio de la creación de nuestro satélite parece haber quedado resuelto.

Sin embargo, las muestras de rocas lunares muestran una composición isotópica similar entre nuestro satélite y la de la Tierra. Esto supone todo un desafío científico, porque otros cuerpos del sistema solar presentan composiciones diferentes.

El problema es que la mayoría de lo que se convirtió en la Luna debería haber sido parte del planeta impostor. Y si uno se basa en el conocimiento de lo que había flotando en ese momento, se consideraba que el impostor debía ser un tipo de planeta muy diferente.

"Si el objeto que hizo impacto tenía una composición muy diferente a la Tierra, la Luna debería tener una composición diferente", explicó Hagai Perets, uno de los autores del estudio, a Nature.

Este podría ser el caso de la Tierra y el planeta con el que chocó. De esta forma las presencia de los mismos isótopos, como los del oxígeno, en nuestro planeta y satélite tendrían explicación.

"Una gran fracción de pares planeta-impactador tienen composiciones casi idénticos", señalan los autores en su estudio, "por lo tanto, la similitud en la composición entre la Tierra y la Luna podría ser una consecuencia natural de un impacto gigante".

Otros dos trabajos publicados en el mismo número de la revista Nature también se centran en el sistema Tierra-Luna primitivo, pero para proporcionar evidencias que apoyan una hipótesis por la cual, tiempo después del impacto, se depositó una lámina de material tanto en la incipiente Luna como en la corteza y manto de la Tierra, aunque no en su núcleo ya bien formado en su interior.

"Y esto encaja perfectamente con el estudio de los modelos. Si miras los modelos, el objeto que hizo impacto y la Tierra son similares. ¡Por lo tanto hemos resuelto un problema!", concluyó el científico Matthias Willbold, de la Universidad de Manchester, tras evaluar los tres estudios.