Ubicada en el Pacífico sur, específicamente en Tonga, la isla “Bebé” nació tras una erupción de un volcán submarino y ahora los científicos de la NASA porque, según afirman, podría dar pistas sobre cómo los paisajes volcánicos interactuaban con el agua en Marte.

La isla emergió a la superficie del Pacífico en enero de 2015 tras la erupción de un volcán submarino, tiene una cumbre de 120 metros y está compuesta por un “misterioso barro” que todavía no pudo ser acabadamente estudiado.

“Todos parecíamos niños mareados. No sabíamos sobre qué estábamos caminando. No sabíamos realmente qué era y todavía me desconcierta de dónde viene. Porque no es ceniza”, reveló Dan Slayback, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.