Criaturas marítimas exóticas llamadas Ctenóforos podrían replantear la manera en que los científicos perciben la evolución temprana, dado que sus genes sugieren que la naturaleza generó más de una manera de formar un sistema nervioso.

Los Ctenóforos, también conocidos como 'medusas peine', son animales marinos muy particulares y son uno de los linajes más antiguos de animales (o metazoos), según comprobaron los científicos. Estos depredadores tienen un sistema nervioso complejo que forma un "cerebro elemental", de acuerdo con el jefe de la investigación, Leonid Moroz, de la Universidad de Florida, como un sistema muscular derivado del mesodermo.

Una de sus características más extraordinarias es la capacitad de regenerarse extremadamente rápido y algunos incluso son capaces de regenerar su cerebro rudimentario. Es algo que ni los humanos ni otros animales son capaces de hacer, y algo que permite al investigador calificar a los Ctenóforos de "alienígenas del mar".

Al estudiar el genoma de un Ctenóforo 'Pleurobrachia bachei', que cuenta con 19.523 genes, casi la misma cantidad que los humanos, los científicos revelaron que son "notablemente distintos" de los genomas de otros animales. Lo sorprendente es que los Ctenófonos no cuentan con algunos genes neurogénicos, inmunológicos y responsables del desarrollo, que antes se consideraban imprescindibles. Estudiaron también transcriptomas de otras 10 especies de Ctenóforos, que también resultaron ser notablemente distintos de los de otros animales.

La hipótesis de los científicos es que los sistemas neuronales y probablemente los musculares de los Ctenóforos pudieron evolucionar de manera independiente y distinta de otros animales, pero aún no se entiende cómo se produjo el desarrollo. Si logran despejar alguna vez esta incógnita, los científicos se acercarán a la curación de traumatismos cerebrales o de médula espinal.

El hallazgo, publicado en la revista 'Nature' también permite a los científicos imaginar una historia distinta de la evolución. Los animales más antiguos no tenían ningún sistema nervioso, ya que sus células podían comunicarse entre sí directamente. Millones de años después, se formó un material primario que luego se convirtió en el sistema nervioso de los animales, pero no en un solo linaje como se pensaba hasta ahora, sino en dos, y el segundo linaje es el de los Ctenóforos.