En un experimento de larga data, en el que participaron 500 hombres y 500 mujeres de un amplio rango de edad (menor a 60 años), se estableció una base de datos con las diferencias.

Los participantes debían beber al menos tres tazas de café diarias y una vez cada cuatro años se les realizaba ensayos clínicos en búsqueda de efectos.

Mientras el cerebro de los hombres no se vio afectado de ninguna manera, en las mujeres se generó un cambio positivo al aumentar su memoria. Se cree que este efecto se debe a que las mujeres son más sensibles a ciertos estímulos como, en este caso, la cafeína.

Además las mujeres parecían enfocarse más en sus tareas mientras que los hombres se mostraban más distraídos.