Astrofísicos de la Penn State University afirman haber resuelto un enigma de medio siglo sobre el lado oscuro de la Luna: ¿Por qué no muestra las grandes planicies de basalto llamadas 'mares', que se distinguen como zonas oscuras, tal y como se ven en el hemisferio que se muestra a la Tierra?

El misterio se denomina Lunar Farside Highlands Problem y se remonta a 1959, cuando la nave espacial soviética Luna 3 transmitió a la Tierra las primeras imágenes de la cara oculta de la Luna a la Tierra.

Los investigadores se dieron cuenta de inmediato de que un menor número de 'mares' existían en esta parte del satélite natural terrestre.

El equipo de astrofísicos liderado por Jason Wright se dio cuenta de que la ausencia de este rasgo en la superficie lunar –que se debe a una diferencia en el espesor de la corteza entre el lado de la Luna que vemos y el lado oculto–, es una consecuencia de cómo se formó originalmente.

De acuerdo al artículo publicado en Astrophysical Journal Letters, el consenso general sobre el origen de la Luna es que se formó poco después de la Tierra y fue el resultado de la colisión de un objeto del tamaño de Marte que golpeó a nuestro planeta.

Esta hipótesis del impacto gigante –según cita la agencia Europa Press– sugiere que las capas externas de la Tierra y el objeto acabaron desparramadas en el espacio y con el tiempo formaron la Luna, que se enfrió mucho más rápidamente tras la colisión debido a su tamaño más pequeño.

Debido a que la Tierra y la Luna presentaron anclaje mareal desde el principio, la Tierra todavía caliente, a más de 2.500 grados Celsius, radiaba hacia el lado cercano de la Luna.

El lado lejano, lejos de la Tierra en ebullición, se enfrió lentamente, mientras que el lado que mira hacia la Tierra se mantuvo fundido, creando un gradiente de temperatura entre las dos mitades.

Este gradiente fue importante para la formación de la corteza en la Luna, que tiene altas concentraciones de aluminio y calcio, elementos que son muy difíciles de vaporizar.

El aluminio y el calcio se condensaron preferentemente en la atmósfera del lado frío de la Luna, porque la cara visible todavía estaba demasiado caliente.

Miles de millones de años más tarde, estos elementos combinados con silicatos en el manto de la Luna formaron feldespatos plagioclasa, que finalmente se trasladaron a la superficie y formaron su corteza.

La Luna ahora se ha enfriado completamente y no está fundida bajo la superficie. A principios de su historia, grandes meteoritos golpearon la cara visible de la Luna y pasaron a través de la corteza, liberando grandes lagos de lava basáltica que formaron el paisaje del lado visible a la Tierra.

Cuando los meteoroides golpeaban el lado oscuro, en la mayoría de los casos, la corteza era demasiado gruesa y no había brotes de basalto magmático, creando valles, cráteres y montañas, pero no 'mares'.