El ”interruptor principal” que decide si los embriones serán machos o hembras es el cromosoma Y. Esto implica que si en la concepción se unen cromosomas XX será femenino, mientras que si el vínculo es XY será masculino; en términos de biología y no de identidad. 

Pero ahora, investigadores de la Universidad de Kent de Inglaterra, aseguran que el cromosoma Y irá siendo cada vez más escaso hasta terminar de desaparecer en unos 4,6 millones de años. 

Darren Griffin, profesor de genética, y Peter Ellis, especialista en biología molecular y reproducción, aseguran que el “símbolo de la masculinidad” está cada vez más claro que es “de todo menos fuerte y duradero”. El problema es que el cromosoma Y contiene muy pocos genes (más allá del que determina el sexo) y resulta que no es necesario para la vida. “Después de todo, las mujeres se manejan perfectamente sin él”, bromean los especialistas que dieron a conocer el estudio. 

”Además, está degenerando rápidamente, dejando a los hombres con una X y una Y arrugada”, argumentan en un artículo. Un hecho que no siempre fue así ya que hace 166 millones de años, el cromosoma “proto-Y” de los primeros mamíferos era originalmente “del mismo tamaño que el cromosoma X y contenía exactamente los mismos genes”.

“Los cromosomas Y -dicen- tienen un defecto fundamental. A diferencia de todos los demás cromosomas, de los que tenemos dos copias en cada una de nuestras células, los cromosomas Y solo están presentes en una sola copia, transmitida por los padres a sus hijos”, apuntan Griffin y Ellis.

Esto significa que los genes de este cromosoma no pueden someterse a la recombinación genética, la “mezcla” que tiene lugar en cada generación y que ayuda a eliminar las mutaciones genéticas perjudiciales. “Sin los beneficios de la recombinación, los genes del cromosoma Y se degeneran con el tiempo y eventualmente se pierden del genoma”, apuntan.

Un reciente estudio danés, publicado en PLoS Genetics , secuenció partes del cromosoma Y de 62 hombres y descubrió que es propenso a reordenamientos estructurales a gran escala que permiten la “amplificación genética”: la adquisición de copias múltiples de genes que promueven un funcionamiento saludable de la esperma y mitiga la pérdida de genes.

El informe que realizaron Laurits Skov y Mikkel Heide Schierup también reveló que el cromosoma Y ha desarrollado unas inusuales estructuras (a las que se conoce como palíndromos porque son secuencias de ADN que dicen los mismo hacia adelante que hacia atrás) que lo protegen de una mayor degradación. “Este copiar y pegar permite reparar los genes dañados utilizando una copia de seguridad no dañada como plantilla”, afirman.

Griffin y Ellis refuerzan sus argumentos utilizando un estudio de Jenny Graves, profesora de La Trobe University (Melbourne). “Ella afirma que, con una perspectiva a largo plazo, los cromosomas Y inevitablemente están condenados, incluso si a veces se mantienen un poco más de lo esperado”, explican los expertos de la Universidad de Kent.

“En un artículo publicado en 2016, Graves señala que las ratas espinosas japonesas y los ratones topo han perdido por completo sus cromosomas Y, y sostiene que los procesos de pérdida o creación de genes en el cromosoma Y conducen inevitablemente a problemas de fertilidad. Esto, a su vez, puede conducir a la formación de especies completamente nuevas”, concluyen.

Los especialistas subrayan que la desaparición del cromosoma Y no implica que ya no haya “más varones”. “Incluso en las especies que ya han perdido sus cromosomas Y por completo, los machos y las hembras son todavía necesarios para la reproducción”, aseguran.

Vía La Vanguardia