El fin del GNC cayó como otro baldazo de agua fría para el pueblo argentino, que viene siendo duramente golpeado por las medidas del macrismo y los brutales tarifazos. Pero nada sucede por casualidad.

A mediados del año pasado, una nota publicada nada más y nada menos que en Clarín dejaba en evidencia lo que hoy vemos como una posibilidad, y que impactará duro en el bolsillo de la gente. Pero por aquel entonces no se lo podía relacionar de ninguna manera.

El título afirma: "La familia Macri vendió la firma Galileo". Según consta en el artículo, el comprador fue el grupo inglés Blue Water Energy, una multinacional con sede en Londres que apliarían una planta en Argentina y otra en Estados Unidos.

A pesar que el monto no haya sido revelado, aunque se estima que fueron cifras millonarias, con esa venta Galileo estableció su holding en Londres bajo la denominación Galileo Global Technologies. A su vez, proyectó la ampliación de su capacidad industrial.

Galileo nació en 1987 cuando Argentina se perfilaba como uno de los principales productores globales de gas. La firma de los Macri era la encargada de licuar el gas para volverlo líquido y así poder utilizarlo en todo tipo de motores.

Hoy, a pesar de estar en manos extranjeras, podría convertirse en una empresa vacía que los Macri vendieron en seguramente muchísimo dinero, en una gran jugada empresarial.

El hecho de eliminar el gas como medio de combustible generaría, obviamente, otra transferencia de poder hacia las petroleras y las empresas como las que manejaba, por ejemplo, el mismo ministro que vaticinó el principio del fin del GNC: Juan José Aranguren.

Para el ministro, la lógica de eliminar el combustible más económico para los argentinos es que "a igual poder calórico, precio similar" y además expresó que "no tiene lógica importar gas para que anden los autos".