Los gritos de desesperación de la familia pusieron en alerta a todo el barrio.

Cuatro delincuentes intentaban ingresar a su casa y a pesar del sonido de la alarma vecinal no cesaban en su intento, hasta que escucharon lo que creyeron que era un tiro y prefirieron salir corriendo.

Después un vecino del lugar contó que hizo explotar un petardo que tenía y afortunadamente su estrategia funcionó a la perfeccion.