La escena tiene lugar en las inmediaciones del Palacio de Buriti, la sede del gobierno de Distrito Federal, en Brasilia.

La víctima del momento tenso fue una funcionaria, quien resultó ser rehén de un hombre que exigía hablar con la presidenta Dilma Rousseff.

Las amenazas hacia la mujer asustaron a los presentes y la policía llegó al lugar para intentar negociar.

Tras una hora de conversaciones, los oficiales lograron neutralizar al delincuente con balas de goma y rescatar a la víctima ilesa.