El surfista Tom Dosland competía el jueves pasado en Hawái, Estados Unidos, cuando se animó a surfear una inmensa ola de 12 metros de altura, aunque cayó desde la cresta llevándose el susto de su vida.

"Sólo podía ver con un ojo de manera parcial, así que avanzaba instintivamente; después pude abrir bien los ojos y vi en lo que me había metido", contó el surfer relación a que el viento le tiró tanta agua en la cara que no le fue posible mirar dónde se estaba metiendo.

Apenas se percató de lo que iba a pasar, él mismo se tiró al agua, pero tardó algunos minutos en sumergirse. "Fue como saltar de un acantilado; ahí fue cuando mi correa se estiró del todo y me dio vuelta”, contó el deportista.

Del mismo modo, el surfista relató: “Caí de cabeza, fue como una golpiza, como un accidente de auto; quedé aturdido y me olvidé de activar mi chaleco salvavidas, pero después reaccioné y logré salir a flote".

El impresionante incidente que ocurrió en la playa Jaws, al norte de la isla de Maui, quedó registrado en la lente del fotógrafo y colega de Dosland, Bruno Lemos, quien era uno de los tantos espectadores de la competencia.