Las imágenes suceden en Suda, y se ve a un elefante de 4 años de edad, procedente de Tailandia, tomando un pincel con la punta de su trompa para dibujar la su propia silueta.

Entre los experimentos que verificaron su capacidad de sentir emociones tiene que ver con que se reconocen al verse frente a un espejo, en lugar de pensar que su reflexión es otro elefante, una diferenciación significativamente inteligente.