A la una, a las dos y a las... ¡cuidado! En el momento de la verdad, el impulso no fue suficiente y los frenos tampoco.

La joven iba corriendo a la par de otros, pero no tuvo el valor para saltar hacia la piscina y disfrutar el chapuzón.

Se tuvo que conformar con algunos moretones en su cuerpo, tras golpearse con el segundo trampolín, a menor altura.