Tres amigos estaban mirando la definición del partido que disputaron Brasil y Chile por los octavos de final, que finalmente ganó el equipo de la verde amarela.

El arquero brasileño, Julio César, atajó dos de los tres penales errados en los pies de los chilenos.

Fue en uno de esos penales, que los muchachos estallaron de alegría y, uno de ellos, comenzó a emocionarse con el televisor.

Mirá lo que pasó...