"Bésame, estoy desesperado", decía el cartel de un joven que se ubicó en una de las playas de Los Ángeles, en California, para ver si podía recibir un poco de cariño de algún extraño que pasara por allí.


Increíblemente, el pedido del chico fue bien recibido entre las mujeres que no dudaron en llenarlo de besos. "Eso funcionó perfectamente, estoy muy feliz, ahora me puedo ir a casa", dijo una vez finalizada su misión.