El archipiélago más remoto y aislado del mundo se llama Tristán de Acuña, ubicado en el Atlántico del Sur, a unos 2.000 kilómetros de su vecino más cercano, la isla Santa Elena, a unos 2.400 de Sudáfrica y a unos 3.360 de América Latina.

Su superficie es de tan sólo 60 kilómetros cuadrados y tiene sólo una localidad poblada, Edimburgo de los Siete Mares, compuesta por unos 270 habitantes.

Si bien se encuentra lejos de todo, la isla demostró ser una importante parada para los barcos que necesitaban hacer una escala durante su trayecto. En 1816 el archipiélago fue anexionado por el Reino Unido con el fin de que los franceses no pudieran usarlo como una base para salvar a Napoleón Bonaparte, encarcelado en la isla Santa Elena.

La población entera se vio obligada a trasladarse al Reino Unido en 1961 debido a la entrada en erupción del Pico de la Reina María, la mayor cumbre de la isla. Sin embargo, dos años después, la mayoría pudieron regresar a sus casas.

Todos sus habitantes son agricultores descendientes de familias procedentes de Escocia, Inglaterra, Países Bajos, Estados Unidos e Italia, y todo el territorio de la isla es propiedad comunal. Además trabajan como guías, venden artesanías y recuerdos a los pocos turistas que alcanzan a llegar.