El descubrimiento está recopilado en el libro "La naturaleza de los gatos", de Stephen Bodiansky.

En este texto, el autor explica que los felinos odian los espejos, ya que la imagen que perciben no coincide con lo que su olfato les indica. Ven a otro animal, pero su olfato no lo percibe, por lo que terminan confundidos.

Hay algunas excepciones, claramente, que buscan otra manera de entender esa experiencia mediante una minuciosa observación desde distintos ángulos.