Lo que descubrió Eugene Mazurenko, autor del vídeo subacuático en un río cercano a la planta nuclear de Chernobyl, no era lo que esperaba: un cardumen de peces mutantes debido a la explosión nuclear ocurrida el 26 de abril de 1986.

Más bien, halló que la vida había proliferado en ese curso de agua ucraniano con la siguiente salvedad: los peces son sensiblemente más grandes que los ejemplares medios de las respectivas especies.

¿Producto del derrame nuclear que mató a 31 personas o de que la zona donde se tomó el vídeo no tiene habitantes y por lo tanto no hay pesca ni depredación? La ciencia todavía no encontró respuestas a estas preguntas.