El operativo tuvo lugar en Kentucky después de que Latrece Curry se escapara de su casa tras una fuerte discusión con su marido.

Cuando los agentes lograron localizarla, la mujer se dio a la fuga, lo que desencadenó una intensa persecución en la que participaron varias patrullas.

En las imágenes de la cámara corporal se puede ver que en cuanto la sospechosa, de 41 años, se detiene en un aparcamiento de Hodgenville para evitar un control de carretera, los oficiales se le acercan a su vehículo con las armas desenfundadas, gritándole que salga de su automóvil.

Cuando el jefe de la Policía local se aproximó lentamente, apuntando su pistola hacia Curry a través de la ventanilla, vio que la mujer con "las manos en alto, temblaba como una hoja".

Richardson enfundó el arma, le dijo que se calmara, que todo estaba bien y le ayudó a desabrochar el cinturón de seguridad. "Su cara era de puro terror. Estaba temblando y era evidente que estaba asustada", recordó. "No la percibí como una amenaza, no tenía armas. Le cogí las manos y empezó a llorar. Alargó la mano y me abrazó y yo le devolví el abrazo", agregó.

Richardson explicó que era la primera vez en sus 23 años de servicio que una persecución terminaba con un abrazo, pero es un "gran ejemplo de cómo mantener las emociones bajo control al final de una persecución".