Fiorella Mucholi es abogada. Su calvario comenzó el 23 de noviembre de 2015 cerca de las 12 del mediodía. En ese momento ella trabajaba en el consultorio del perito y médico del Servicio Penitenciario Federal, Roberto Demkiw, a tan solo unas cuadras de Tribunales de Morón. Se estaba recuperando de un postoperatorio tras una cirugía de mamas por lo que no estaba atendiendo clientes y solo trabajaba a puertas cerradas.

"Esta persona toca timbre, quería entregar unos estudios médicos. Lo dejo pasar. Desconfié porque no lo conocía. Me nombró que trabajaba para estudios jurídicos importantes en Morón. Lo dejo pasar", comienza el estremecedor relato Mucholi. Tras charlar por más de media hora llega su cuñada Micaela, que la estaba ayudando con el trabajo. Tenía que buscar una carpeta para hacer procuración.

Como había un solo juego de llaves, Fiorella baja para que su cuñada pueda irse a Tribunales. Intentó, sin resultados, que Sebastián Pablo Moure también decida irse. "Cuando vuelvo él estaba detrás de la puerta esperándome. Me toma del brazo, me empieza a pegar con la mano abierta, después golpes de puño, a forcejear con la ropa. Yo le preguntaba que quería, que pasaba. No me hablaba".

Todo lo que viene a continuación es un relato muy duro de digerir. "Me asfixiaba. Me pedía que le repita frases de películas pornográficas. Me penetró con las manos vía vaginal y vía anal. Me hizo una lesión en el útero de siete centímetros. Me pidió que me agache y que rece porque de ahí me iba en bolsa. Que me despida de mi mamá y mi papá. Yo tenía un Rosario de plata colgado en el cuello y rece", relata Fiorella.

La tortura se extendió por más de 45 minutos. Según su testimonio, en ese tiempo la golpeó, la llevó al baño y la obligó a practicarle sexo oral. Cuando se le bajó la erección le dijo que se tenía que quedar más tiempo. Le arrancó los puntos de la operación. Mientras la 'paseaba' por el estudio a los golpes llevaba un morral del cuál ella temía que tenga un arma.

"Hablaba como dibujito animado. Impostaba la voz, finjía. Lo único que pensaba es 'menos mal que tomaba pastillas anticonceptivas porque lo último que me falta es quedar embarazada de esta persona'. Tenía mucho miedo. Lo veía muy loco, como drogado", asegura la abogada. En un momento suena el timbre. "Yo le dije que era Micaela. Le dije que la tenía que atender y me dijo 'invitala a la fiestita'. Me puse firme y le dije 'ahora matame pero a mi cuñada no la tocás'".

Según su testimonio en ese momento la obliga a ir hasta el portero agarrándola de los pelos y con un tramontina en la mano le exige que conteste. Le dice que estaba hablando con un abogado con el cuál ella solía discutir, entonces Micaela le responde que no había problema que al cortar le abra. "Le hablaba congojada para que ella interprete que no estaba sola que la estaba pasando mal", asegura la víctima.

"En un momento me dice 'dale hija de puta cortá' y Micaela lo escucha. Empezó a tocar el timbre. Ella pedía a los gritos que yo baje", relata Fiorella. "Me tira al piso y eyacula en mis manos, en mi cara. Eyaculó y volvió a ser el mismo abogado que había entrado. Se puso su camisa, se arregló. Fue al baño. Como pude me levanté. Me sangraban las cicatrices de las mamas. Estaba toda golpeada", completa.

Sebastián Pablo Moure, describe, intenta hacerla entrar al ascensor y ella logra zafarse. Baja por las escaleras y se encuentra con su cuñada, la abraza. "Ahí empezó la pesadilla. Me fui seis horas a una clínica sola. Al otro día a la mañana denuncié. Me quedé toda la noche sentada. Las amenazas de este tipo nunca frenaron", asegura a Diario Registrado.

De este hecho pasaron más de tres años, sin embargo la vida de Fiorella nunca volvió a ser la misma: "Hace tres días me quisieron secuestrar. Estoy cansada de meterle denuncias de desobediencias de los arcos perimetrales. Me manda gente. Me cruzan autos. En la casa de mis padres hay autos esperándome. Tengo miedo".

"Hace 3 años y medio, y no vivo. Llegué a tomar 18 medicaciones y a ver más de 8 profesionales entre psiquiatras y psicólogas. Tuve que vender mi auto porque no me alcanzaba para las medicinas psiquiatras. Me intenté matar seis veces. Me revivió el Same en la última", le dijo a este medio la abogada denunciante.

Tras pasar todo el periplo judicial completamente sola logró el patrocinio de Gallego. "Tengo una pericia psicológica y psiquiátrica. Que me da un 30% de incapacidad y dice que no hay ningún elemento fabulatorio. El imputado me puso peritos de parte para que me evalúen pero él no se sometió a pericia. Lo defiende el abogado del padre Grassi. 18 abogados detrás. Todo el mundo me decían 'vos sola no vas a poder' y llegue a elevarlo a juicio oral", cerró Mucholi.

El 10 de junio el abogado Sebastián Pablo Moure será juzgado por abuso sexual gravemente ultrajante, delito que prevé una pena de 4 a 10 años de cárcel. "Tengo miedo que me maten", confiesa en la entrevista. El victimario continúa libre y hasta hace muy poco tenía matrícula de Provincia y de la Ciudad para ejercer como abogado. La investigación estuvo a cargo de la fiscal Adriana Suárez Corripio, de la UFI 8 de Morón. Será juzgado por el Tribunal Criminal 1.