A Pablo Sommaruga, un preso que cumplía su condena en la unidad 14 de Esquel, en Chubut, casi lo linchas sus vecinos cuando volvía a su domicilio en la misma localidad.

Si bien Sommaruga ya tenía salidas transitorias, le habían dado la prisión domiciliaria porque su pareja está próxima a dar a luz y estaba sola en la casa.

Los efectivos que se encontraban con él debieron interceder para que la gente pare el ataque y también recibieron algunos golpes. Sommaruga cumplía una condena de 18 años de prisión, por secuestrar junto a su familia en 2002, a Ariel Strajman, hijo de un joyero al cual torturaron y le cortaron el dedo meñique para exigir el pago por su liberación.

Finalmente la familia pagó 1.000 dólares, 400 pesos y varias joyas, y el chico fue liberado. En 2005 el preso se fugó de la unidad 19 del servicio penitenciario federal en Ezeiza y tras ser detenido, fue enviado a la cárcel de Esquel.

Luego de los golpes, el mismo Sommaruga volvió al penal para ser reingresado, pero lo hicieron volver a su casa, desde donde habló para aclarar su situación.