Hay gente que sigue viviendo en el siglo pasado cuando se consideraba a la homosexualidad como una desviación o una enfermedad.

Es por eso que este pequeño grupo de fanáticos decidió reunirse frente a un boliche de la comunidad LGBTIQ+ a rezar a viva voz y tirar agua bendita con la intención de "curar" la homosexualidad.

La dueña del boliche obviamente presentó la denuncia no sólo por la discriminación que significó el acto sino también porque recibió quejas de los vecinos.

Los fanáticos religiosos parecen no entender de derechos y se olvida de cosas realmente graves que pasan dentro de la iglesia católica como el abuso de menores por parte de sacerdotes. Esas cosas si se deberían combatir.