Un cliente anónimo decidió dejar 3000 dólares de propina en Estados Unidos para una camarera que tenía problemas para pagar el alquiler y estaba a punto de quedarse en la calle.

Al lado de la factura, el cliente que firmó como Mike, dejó unas anotaciones que explicaban el motivo de su generosidad y su deseo de mantener ese favor pendiente, para que la mesera, en cuando pueda, ayude a alguien más.

"Gracias por tu amabilidad y humildad. Un profesor que tuve vivió una experiencia muy difícil hace unos años que me ha motivado a hacer esto. Mis únicas peticiones son: No dejes que esta cadena de favores acabe aquí; no publiques mis datos. Gracias", escribió.